Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasando unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama desde el día de su llegada al palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.
El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar el ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió.
Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil. Publicó por fin un anuncio entre sus súbditos y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines.
Traedme al autor de ese milagro, dijo. Enseguida le presentaron a un campesino.
¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?
Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó:
No fue difícil, su Alteza: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta que tenia alas y se lanzó a volar.
¿Sabes que tienes alas?
¿Sabes que puedes volar?
¿A que estás agarrado?
¿De que no te puedes soltar?
¿Qué está esperando tu rama para romperse?
¿Quién o qué la puede cortar?
¿Cuáles son las razones que hoy te impiden levantar vuelo?
¿Qué estas haciendo importante?
“No puedes descubrir nuevos mares… a menos que tengas el coraje de perder de vista la costa”
Vivimos dentro de una zona de comodidad donde nos movemos, creemos que eso es lo único que existe. Dentro de esa zona está todo lo que sabemos y todo lo que creemos. Viven nuestros valores, nuestros miedos y nuestras limitaciones. En esta zona reina nuestro pasado y nuestra historia. Todo lo conocido, cotidiano y fácil. Es nuestra zona de confort y por lo general creemos que es nuestro único lugar y modo de vivir.
Tenemos sueños, queremos resultados extraordinarios, buscamos oportunidades pero no siempre estamos dispuestos a correr el riesgo, no siempre estamos dispuestos a transitar caminos difíciles o incómodos. Nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único y posible y aprendemos a vivir desde la resignación.
El liderazgo es la habilidad que podemos adquirir cuando aprendemos ampliar nuestra zona de comodidad.
Cuando estamos dispuestos a correr riesgos
Cuando aprendamos a caminar en la cuerda floja
Cuando estamos dispuestos a levantar la vara que mide nuestra potencialidad.
Un verdadero líder tiene seguridad en sí mismo para permanecer solo, coraje para formar las decisiones más difíciles, audacia para transitar hacia lo nuevo con pasión y ternura suficiente para escuchar las necesidades de los demás.
El hombre no busca ser un líder, se convierte en líder por la calidad de sus acciones y la integridad de sus intentos.
Nadie vendrá a rescatarte, nadie cortara la rama. Tú eres el mago. Tu futuro está en tus manos. Solo necesitas comenzar
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